La creencia popular atribuye desde hace mucho tiempo al frío el origen de los catarros. Hace tiempo que se demostró que no tiene por qué ser así y que son varios los factores que influyen, pudiendo sufrir de dos a cuatro catarros una persona sana. Pero veamos cuáles son algunos de los mitos más extendidos sobre los catarros o la gripe.
“Hay que beber agua en cantidad abundante”
Pues lo cierto es que hay que mantener una ingesta adecuada de líquidos, pero no más de lo normal. En caso de que la fiebre provoque una pequeña deshidratación, el mejor signo será la aparición de sed por lo que no debemos preocuparnos más de lo normal.
“La vitamina C previene y cura el catarro”
Realmente no existe ninguna prueba científica de que un aporte extra de vitamina C pueda reducir ni el contagio ni la duración de los resfriados. Es evidente que una alimentación correcta y que proporcione las vitaminas y minerales necesarios nos hará estar mejor preparados frente a cualquier contratiempo.
“He cogido frío, por eso me he resfriado”
Falso, el frío no es el responsable de estas enfermedades. Los culpables son los virus que nos transmitimos de una persona a otra. Aunque lo que sí es evidente es que se producen más casos en las épocas con más frío, pero por los hábitos que adoptamos: gente conviviendo más tiempo en sitios cerrados o la humedad favorece la sequedad de las fosas nasales lo que las hace más susceptibles a contagiarse con el virus.
“Yo tomo antibióticos, que también sirven para tratar resfriados”
Una de las falsedades que más problemas creará en el futuro en nuestra salud. Los antibióticos solo funcionan contra las bacterias, pero no contra los virus, que son los causantes tanto de gripes como de resfriados. Su uso sin sentido contribuye a que las bacterias generen resistencia, pudiendo causar problemas en futuras enfermedades.
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