Aunque es imprescindible para la vida, la sal también puede tener efectos perjudiciales para la salud si se lleva a cabo un consumo en exceso. Puede aumentar la tensión arterial, lo que puede contribuir a provocar infartos al corazón o cerebrales e insuficiencia cardíaca.
En los últimos tiempos, hay estudios que han relacionado el excesivo consumo de sal con la aparición de enfermedades como la osteoporosis, los cálculos renales, el empeoramiento del asma e incluso algunos tipos de cáncer.
Entre las funciones que tiene la sal en nuestro organismo, recuerda que es totalmente necesaria pero sin sobre pasar los límites, destacan las de controlar la cantidad de agua que se encuentra en el cuerpo o la de colaborar en la mejoría de los impulsos nerviosos y la relajación muscular.
Cuando se produce un exceso de sodio, al riñón le cuesta procesar la eliminación de líquidos, lo que hace que aumente el nivel de agua dentro de los vasos sanguíneos, subiendo la tensión arterial. Hablando a largo plazo, esto puede derivar en infartos o insuficiencia cardíaca, puesto que el corazón necesita hacer un esfuerzo mayor para mover la sangre por el organismo.
De igual manera, los expertos recuerdan que se da una relación entre alimentos y fármacos. Un exceso de consumo de sal puede dar lugar a la disminución de los efectos esperados por un fármaco como las sales de litio.
Las necesidades diarias de consumo de sal varían según la edad, el sexo o el estado físico y mental de cada persona. Lo que sí es cierto es que no necesitamos un gran consumo de sal para el correcto funcionamiento del organismo y que las personas de mayor edad deben tener un cuidado aun más radical del consumo de sal.
Cabe recordar que el 80% de la sal que consumimos es de la llamada invisible, puesto que la contienen los alimentos que comemos aunque no se lo añadamos nosotros.